La Francmasonería proclama la paz entre los hombres como el más alto y el más permanente de sus fines. En consecuencia, defiende el orden y respeta las leyes del país en que vive.
La Francmasonería aspira a que el mundo sea regido y gobernado por la Razón y combate, en consecuencia, la guerra, la violencia y todas las coacciones.
La Francmasonería, además de sus interpretaciones, ética y filosófica, tiene una intervención artística y una interpretación científica que brindan sus símbolos a sus iniciados estudiosos.
La Francmasonería tiene su origen en la Razón y por esto es universal; pero se diferencia de las religiones en que deja a sus adeptos en absoluta libertad para creer.
La Francmasonería no es una asociación pública ni secreta, sino privada y discreta para el mutuo trato, el perfeccionamiento espiritual, la educación científica y artística y la investigación de la verdad.
La Francmasonería no acepta doctrina alguna como definitiva, como exclusiva, ni como suya; estimula a sus adeptos a que las examinen todas y no limita la actuación de la conciencia ni pone muros al campo de la investigación.
La Francmasonería no cierra sus puertas a los católicos, ni a los protestantes, ni a los judíos, ni a los mahometanos, ni a ningún militante de un credo religioso cualquiera, pero los quiere limpios de supersticiones y tan cuidadosos, por lo menos, de lo que el hombre debe al hombre, como igual suyo.
1.- Contrario a la opinión general de los profanos, la Masonería no es una institución de caridad ni una bolsa de empleos. Uno de los principios fundamentales de la Orden es hacer el bien y el masón tiene por obligación acudir en ayuda del necesitado. Pero podéis tener la certeza de que en este sentido se os llamará más como contribuyente que como beneficiario.
2.- La Masonería no asegura a sus miembros contra las vicisitudes de la senectud, no emite pólizas contra enfermedades, seguro de vida, ni paga indemnizaciones en caso de muerte de uno de sus afiliados. La Institución no desconoce estos y otros medios que tiene la sociedad para reducir el sufrimiento y las privaciones, pero limita los casos de auxilio personal a aquellas circunstancias en que sean de imperiosa necesidad.
3.- La Masonería no es una religión. Tiene su filosofía propia que guarda armonía con la iglesia, la escuela y demás instituciones en todos los campos de la actividad humana. Las enseñanzas de la Orden trascienden.
4.- La Masonería no se presta a promover intereses egoístas. Si abrigáis cualquier inquietud o propósito de esta naturaleza en vuestra mente, no Debéis ingresar al seno de esta noble institución.
5.- La Masonería no está afiliada a ningún partido político, ni interviene en política, pero lucha ahincadamente por la libertad y la dignidad del hombre.